Desde que puedo recordar, he escuchado a mi madre siempre decir que las mujeres somos responsables de la casa, de los hijos y, sobre todo, del cuidado del marido. También desde que puedo recordar, fuera de mi casa, en la casa de mi madrina y la iglesia también escuché que las mujeres son las culpables o responsables de cualquier hecho lamentable, tanto así que en mi niñez traté lo más que pude de ser un niño en lugar de una niña. No jugué con muñecas, no jugué con juegos de cocina, era mejor que los niños contemporáneos míos en los juegos denominados de niño. Era mi manera de demostrarme diferente a las niñas ya que éstas supuestamente eran tan frágiles y tenían tan poca permisividad.
¿Qué ganaba yo de ser una niña?
Aprendí todo lo que sabían mis amigos de ser un hombre, hasta el hecho de golpearles más fuerte...