Se trata de libros con enfoque y objetivos muy diferentes, aunque ambos fueron publicados en junio de 1994. El primero, coordinado por Malcolm Deas y Carlos Ossa, recoge veinte artículos de colaboradores y protagonistas de la administración Barco, a los que se añaden los de otros académicos y especialistas. Escritos cuando ya habían transcurrido tres años desde la conclusión del mandato Barco, pudieron hacer análisis y balances con relativa distancia. Los coordinadores dieron plena libertad a los colaboradores para emitir sus apreciaciones. Salvo el artículo de Germán Montoya, quien fue Secretario General del presidente Barco, escrito en tono muy personal, los demás conservan el tono académico y se esfuerzan por alcanzar distancia crítica. Predominan la mirada serena y objetiva, si bien en general benévola hacia los posibles errores.
El libro no pretende hacer una historia del gobierno Barco, sino dejar unos testimonios serios para el análisis de los historiadores que llegaren luego a ocuparse de la economía, la política y el desarrollo social durante ese gobierno. Además, sirven para orientar al lector interesado en un país tan convulsionado y complejo como Colombia.
Entre los ensayos sobre la política del presidente Barco, coordinados por Deas, sobresale por su perspicacia el del profesor estadounidinense Gary Hoskin, quien destaca los que denomina “logros notorios” en el proceso de paz, con el Acuerdo suscrito con el M-19; la Reforma Política, que abrió el camino para la Constituyente; y la guerra contra el Cartel de Medellín.
La parte dedicada a la política económica, coordinada por Ossa, es la más extensa del libro. Encontramos allí artículos de conocidos economistas: muchos ocuparon cargos importantes en la administración Barco, unos pocos fueron sus críticos. Respaldados con abundantes cifras, reconocen los logros en la disminución de la tasa de desempleo, el incremento notable de las exportaciones menores y las reservas internacionales, así como el haber iniciado el proceso de apertura de la economía. Colaboradores y críticos coinciden en señalar como el lunar el crecimiento de la inflación durante el cuatrienio.
El segundo libro, compilado por Eduardo Sáenz, al realizar un balance crítico de la administración Gaviria, resalta sus aspectos negativos. Recoge las ponencias de académicos vinculados a la Facultad de Economía de la Universidad Nacional y de algunos especialistas, convocados al seminario “Tres años de la administración Gaviria, análisis y perspectivas”, realizado en Bogotá en agosto de 1993, un año antes de concluir el período del presidente.
El título de la obra, Modernización económica vs. modernización social, indica el enfoque dominante en los trece artículos. Recalcan éstos que las medidas de ajuste antepusieron el crecimiento económico a la equidad. Sirva de ejemplo el título del ensayo de Camilo González: “Lo antisocial de lo social”.
Algunos ponentes para defender su actitud acerba alegan que así contribuyen a una eventual redefinición del rumbo seguido. Otro manifiesta que pretende abrir espacios de diálogo entre la academia, los centros de investigación, los políticos, y los funcionarios públicos. Casi todos argumentan con cifras los efectos negativos de las políticas neoliberales sobre la mayoría de los habitantes, sin hacerse ilusiones acerca de un cambio favorable durante el gobierno Gaviria.
El lector encontrará en este libro artículos sobre el contexto político, la política económica y la apertura, los sectores industrial y agrícola, la privatización y la política social, tratados por especialistas ajenos a la administración. Todos coinciden en mostrar que los principios de participación política e integración social, proclamados por la Constituyente en 1991, fueron anulados de hecho por la apertura económica con su fe ciega en las fuerzas del mercado, y por los empeños para reducir el tamaño del estado y privatizar sus empresas.
Ambos libros tienen valor documental para quienes en el futuro escriban la historia política de Colombia de finales del siglo veinte; a la vez muestran cuán difícil es emitir juicios equilibrados sobre acontecimientos contemporáneos, máxime cuando se tomó parte activa en ellos.