Nació Nettie Lee el 15 de enero de 1905 en Arcadia, Texas, y creció en Sinton dentro de una familia de vida austera, religiosa, y laboriosa, lo que determinaría su actitud ante la vida. La cercanía de Sinton a la frontera con México en una sociedad bicultural, influiría para desarrollar un espíritu tolerante.

Un accidente le hizo perder la visión de un ojo, pero no interfirió para que disfrutara de una vida plena en distintas dimensiones, pues fue lectora empedemida y al mismo tiempo excelente deportista, campeona de tenis, y buena intérprete musical de flauta y otros instrumentos. Todavía en sus últimos años, cuando la edad y las limitaciones le impedían hacer las largas caminatas en las que muchas veces la acompañé, se refugió en los programas deportivos y orquestales de televisión.

Su carrera estuvo llena de obstáculos, pues a los prejuicios hacia su sexo, se sumó su reticencia por pedir becas, ayudas, o ascensos. Después de cursar un año al Presbyterian College for Girls, en 1924 pasó a la Universidad de Texas en Austin. Ahí, dos pequeñas circunstancias marcaron su futuro: el curso History of Spanish North America del profesor Charles W. Hackett y la oportunidad de enseñar en el Instituto Inglés-Español, establecido por la Iglesia Metodista en Monterrey, Nuevo León, durante los años 1925 y 1926, los que avivaron su interés en México y le abrieron avenidas de comprension para la cultura mexicana. Sus vivencias y aventuras de esa época revivieron una y otra vez en nuestras pláticas; con claridad, rememoraba al Monterrey de los años veinte y la impresión que le había hecho ver al presidente Calles.

Por enfermedad de su madre, tuvo que abandonar lo que ella consideró grata rutina regiomontana y volvió a Texas donde se desempeñó como maestra, pero en cuanto pudo regresó a la universidad y concluyó su B.A. Gracias a una ayudantía con el profesor Hackett y un trabajo en la International House, Nettie Lee se inscribió en 1929 para proseguir su master's. La gran depresión la obligó a trabajar en la YMCA en Dallas y después a volver a la enseñanza en Ingleside High School, donde año con año llevó a su senior class de visita a Monterrey, pero gracias a su capacidad de trabajo, en 1935 obtuvo su M.A. bajo la dirección de Hackett.

En 1941 volvió a Austin y como era conocida de todos los profesores latinoamericanistas, se convirtió en la candidata general para sustituir al Dr. Carlos Castañeda para dirigir la Colección Latinoamericana y, con la creacion del Institute of Latin American Studies, en candidata para el programa de doctorado, que concluiría en 1949 con la disertación “The Provincial Deputation in Mexico: Precursor of the Mexican Federal State”.

De 1941 a 1975 la doctora Benson permaneció en la colección, donde realizó una labor increíble hasta convertirla en el acervo impresionante que es hoy en día. Su testarudez y argumentos convincentes le permitieron conseguir dinero para comprar libros, folletos, documentos, periódicos, y microfilms, y cuando no fue posible desplegó su imaginación para hacer intercambios increíbles. Su capacidad para localizar y conseguir números para completar colecciones fue sorprendente, como lo fueron las hazañas de salvar de los basureros documentos valiosos. A través del Latin American Cooperative Acquisition Program del Farmington Plan obtuvo para la colección material que otras instituciones desdeñaron y que hoy muestran su gran valor.

Con financiamiento del Seminar on the Acquisition of Latin American Library Materials emprendió una de sus más sorprendentes aventuras como bibliotecaria: hacer viajes por todo el continente y obtener toda clase de publicaciones para varias instituciones especializadas. Con una fuerza heredada de sus antepasados pioneros, no se amilanó para subir y bajar montañas en transportes primitivos, lo que amplió su comprensión del mundo latinoamericano. Sus correrías le permitieron obtener fuentes inexistentes en las librerías, pues recogió propaganda política, directories telefónicos, libros de texto, y toda clase de material poco convencional, que convirtieron en única a la colección.

En el proceso de enriquecer la colección, la doctora Benson se familiarizó en forma sorprendente con la bibliografía y la documentación de la historia de Hispanoamérica, lo que redundó en beneficio de todo investigador que llegó a sus dominios. Con su manera un tanto áspera y directa para el gusto de muchos, que escondía en verdad una gran generosidad y un enorme interés académico y humano, ofreció siempre su tiempo para guiar investigaciones, discutirlas, o leerlas.

Toda esa labor no impidió que continuara sus investigaciones y ofreciera cursos para preparar bibliotecarios especializados. No obstante, no fue sino en 1960 cuando empezó a dirigir un seminario para el departamento de historia. Desde el primer momento mostró su capacidad de mentora modelo, que mantuvo hasta su retiro en 1990, obligada por la sordera que le impidió buena comunicación con sus discípulos. Dirigió, formalmente, 20 disertaciones doctorales y 28 tesis de maestría que cubrieron del siglo XVIII a las inversiones norteamericanas en el siglo XX, aunque buena parte centradas en la historia mexicana de 1750 a 1850. Como no se guió por las modas, estuvo dispuesta a que sus alumnos se acercaran a los más diversos temas: esclavos, burócratas, españoles, bajo clero, oligarquía, planes educativos, historia diplomática, industrialización; y aceptó toda clase de aproximaciones, pues consideraba que "all histories have their place" en la comprensión del pasado. Siempre estuvo dispuesta a probar toda metodologia y aproximación nueva a la historia, y estaba convencida de que los profesores no debían atar "the young minds to certain basic old-time theories," puesto que la historia debe ser reescrita por cada generación. Como texana, Nettie Lee sentia el pasado mexicano como propio, pero conocía bien la bibliografía de la historia del continente, brindando su ayuda con generosidad infinita, a todo aquél que la requería.

No obstante, sus aportaciones a la historia mexicana, tanto a través de sus propios estudios como de los de sus estudiantes, versaron alrededor de la investigación de la primera mitad del siglo XIX mexicano. Su disertación fue publicada por El Colegio de México bajo el título La diputación provincial y el federalismo mexicano en 1955 y reeditada dos veces. Al ser publicada en inglés en 1992, ya era una obra clásica que había abierto un nuevo rumbo para la comprensión del siglo XIX mexicano. El rescate de la institución de la diputación hizo que se replanteara el tema del federalismo mexicano, tradicionalmente atribuido a una simple copia de la Constitución de los Estados Unidos. Mas dejó un gran legado al llamar la atención sobre el grado en que la historia política mexicana estaba emparentada con la crisis dinástica española y el constitucionalismo gaditano. Este tema, que tanto la apasionó, hizo que del primer seminario de historia ofrecido en la Universidad de Texas se publicara el volumen Mexico and the Spanish Cortes, 18101822 (1966).

Los nuevos estudios sobre la independencia y sobre la primera mitad del siglo XIX, que tanto han florecido en tiempos recientes, tienen una gran deuda con la doctora Benson, ya que fue ella quien revivió fuentes dormidas en los archivos y coleccionó para nosotros documentación y bibliografía que han facilitado nuestra tarea. Habría que mencionar también que su gran desprendimiento, hizo que una buena parte de las economías que hizo con su magro salario, las donó para nuevas adquisiciones.

Por desgracia no llegó a concluir su investigación sobre Miguel Ramos Arizpe, y muchos temas que persiguió a lo largo de su vida quedaron en el archivo de notas que dejó, lo cual es una lástima. Su afán de renovación la llevó a aprender a manejar la computadora después de cumplir los ochenta años, pero sólo alcanzó a concluir un estudio sob re Almonte y Texas.

En 1975, la Universidad de Texas como un reconocimiento a su contribucion le dio su nombre a la colección latinoamericana, homenaje muy merecido, como todos los que recibió, entre ellos el Aguila Azteca que le concedió el gobierno mexicano en 1979, promovida por el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México.

Con su muerte el 24 de junio de 1993 hemos perdido un repositorio humano de conocimientos de historia latinoamericana, y la Benson Latin American Collection no parece la misma.