Abstract
Hacia 1850, en Buenos Aires, la costura era una actividad que realizaban diferentes personas en sitios diversos. Podía ser parte de un oficio artesanal, una labor femenina, un castigo productivo o una de las tareas que se esperaban del servicio doméstico. Observar esas distinciones y distancias vuelve a la aguja y al hilo un prisma para interrogarnos por las jerarquías sociales –de género, raza y edad– que estructuraron este mercado de trabajo e incidieron en la construcción de nociones de derechos y justicia, así como para identificar el lugar que ocupó este puerto sudamericano en una trama global de procesos de industrialización, nuevas pautas de consumo y movimientos migratorios. A través del análisis de un nutrido corpus documental, este estudio realiza un aporte desde la historia social con perspectiva de género al ofrecer una mirada del período al ras de experiencias sociales de trabajo.