La historia de la migración mexicana a Estados Unidos se remonta a mediados del siglo xix, cuando se fijó una frontera de más de 3000 kilómetros de longitud. Esa frontera divide dos realidades muy contrastantes y la migración que la atraviesa tiene un patrón de circularidad que la distingue de manera peculiar. Las altas tasas de retorno, producto de un empleo temporal en determinados sectores de la economía estadounidense, imprimieron un fuerte sesgo de género a esa migración. En su mayoría, fueron hombres jóvenes, de origen rural y solteros. Este perfil, vuelto arquetipo del tradicional migrante mexicano, ha sido desestabilizado por Larisa L. Veloz, quien demuestra una robusta presencia de mujeres y familias en las corrientes migratorias mexicanas. Even the Women Are Leaving rescata historias que se hallan en los márgenes de la historiografía para colocarlas en el centro de su estudio: mujeres e hijos que, junto a los...

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