El libro de Hernán Otero enfrenta el desafío de abordar el estudio histórico de la vejez combinando distintas dimensiones: la población anciana, la vejez en tanto clase de edad o etapa vital, y el envejecimiento como fenómeno demográfico.
El autor señala que la vejez es el último tramo de la vida humana que se convirtió en campo de estudio para los historiadores. Esta observación también es válida para la historiografía latinoamericana en general, ya que se le ha dedicado poca atención hasta el momento. Es probable que para explicar lo anterior se puedan esgrimir razones relacionadas con el calendario de la transición demográfica en la región, cuya consecuencia ha sido un proceso de envejecimiento más lento. En todo caso, dadas las heterogeneidades del ritmo con que esta transición ha ocurrido en los distintos países de América Latina, no sorprende que un estudio de esta profundidad provenga de la demografía histórica...