Abstracto
En esta entrevista, Colectivo LASTESIS reflexiona sobre la historia del colectivo y la comprensión de la performance feminista como una forma de expandir y hacer más accesibles diferentes teorías feministas. Enfatizando la centralidad del cuerpo, hablan sobre la relevancia de pasar las ideas por los cuerpos concretos, lo que implica la capacidad de buscar diferentes dimensiones de pensamiento y textualidad, como sonido, color y textura, así como también de conectar con todo un archivo que ha resistido siglos de colonialismo. En este sentido, ubican su obra dentro de una larga historia de performance, haciendo visible la continuidad entre múltiples archivos que problematizaron diferentes formas de colonialismo y opresión, haciendo legible diferentes formas creativas de resistencia.
Susana Draper:¿Cómo emerge LASTESIS? ¿Qué las movió hacia la configuración del colectivo?
LASTESIS: Somos un colectivo integrado por tres artistas interdisciplinarias, Daffne Valdés, Sibila Sotomayor y Paula Cometa, que se funda en el año 2018 a partir de la inquietud y necesidad de poder llevar a escena y a otros soportes fuera de los teóricos, las distintas teorías de autoras y autorxs. Fundamentalmente nos interesaba la difusión de ideas feministas en un contexto chileno particularmente conservador, dentro de la discusión por el derecho al aborto que finalmente hoy en Chile se reduce a tres causales. Nuestro primer trabajo lo realizamos en 2018 con el texto Calibán y la bruja de Silvia Federici y en 2019 tenemos un segundo trabajo que es el violador eres tú que elaboramos con ideas sobre la violación en Rita Segato y también con cifras gubernamentales y no gubernamentales sobre violencia sexual en Chile. Ese trabajo tiene una síntesis que fue llevada a la calle durante las protestas de noviembre del 2019 en Valparaíso. De ahí que la obra un violador en tu camino resulte esparcida a otros lugares del mundo fuera de Valparaíso y Santiago de Chile. En general ya hemos trabajado en distintas instancias de taller a través de plataformas virtuales y también presenciales, en universidades y con distintos grupos activistas feministas en Latinoamérica, en Europa, en Estados Unidos. Y hemos publicado libros también que reúnen ideas del colectivo, como también en el caso de la Antología feminista, una compilación de textos feministas que consideramos importantes como base teórica para una lectura abierta, no necesariamente cronológica, como también la compilación de algunas imágenes de trabajos artísticos, también de autoras del siglo veinte. Entonces, esa ha sido muy en general nuestra trayectoria e idea del colectivo.
SD: ¿Por qué “LASTESIS” en mayúsculas y todo junto? ¿Hay una reflexión o sentido dramatizado en esa manera de nombrar al colectivo?
LASTESIS: ¡Mucho! Primero, el llamarnos LASTESIS era por esta idea de que lo que queríamos hacer y que estamos aun haciendo es difundir tesis de autoras y autorxs feministas, y considerando que hay tantas tesis con las cuales trabajar, siempre lo vimos como un trabajo plural, no como una cosa de una vez, sino como algo para seguir haciendo en el tiempo. Nos gustaba esta idea de un poco generar otro concepto, como una palabra compuesta entre “las” y “tesis,” como una sola cosa y además en mayúsculas, como una declaración gráfica y como un grito: ¡esto es LASTESIS! De hecho, en nuestro trabajo en general siempre hay un momento que dice: “esto es LASTESIS” o “somos LASTESIS” o una voz que tenemos grabada de Daffne diciendo “LASTESIS” que la ponemos desde el computador y es como esta idea de un sello o un timbre, ¿no? Y de ahí la importancia de esa mayúscula y una palabra compuesta que evidentemente ha sido difícil porque la mayoría de la gente tiende a separarlo como “las tesis” y entonces decíamos ¡no! Es una sola cosa.
SD: Hablan mucho de acuerpar pensamiento crítico en formas que transforman el sentido de lo teórico desde la performance feminista. ¿Cuál es la metodología de LASTESIS? Como cuentan, se trata de modos de hacer que luchan contra la falta de acceso a ideas feministas en la educación formal y también con el hecho de que existen estilos para pensar que no siguen necesariamente las pautas de lo que se cataloga como “teoría.” En este sentido, hay un componente pedagógico que a la vez desborda la noción de “aula,” de clase, de programa en lo que hacen. ¿Nos pueden contar más de su metodología como intervención feminista?
LASTESIS: Nosotras utilizamos la metodología del collage. Nombramos así nuestra forma de hacer, inspirándonos en los collages bidimensionales que la mayoría de las personas conoce como esta técnica que aparece en mayor relevancia en el siglo veinte, como una manera de asociar imágenes o textos o distintos lenguajes—robarlas y ponerlas en una nueva imagen para querer decir otra cosa. Entonces, tomándonos de esa idea, es que pensamos que lo que hacemos nosotras tiene mucho que ver también con eso, porque tomamos, robamos ideas de autoras, autorxs y las transformamos en otro lenguaje y en otra cosa también, para que así otras personas puedan acceder también a estas teorías, a estos lenguajes de otra manera que a lo mejor no han podido tener acceso a la teoría más dura, o no han querido o no ha tenido el tiempo . . . Infinitas causas por las cuales no han podido llegar a estos contenidos. Entonces, de repente pensamos que la traducción a través del lenguaje visual y audiovisual del cuerpo, también sonoro, es más fácil de esparcir y propagar con estas ideas a otras personas que quizás unnca se hubieran encontrado con un libro de Silvia Federici, por ejemplo. Bajo ese objetivo es que hacemos lo que hacemos y nombramos esta metodología del collage como el uso del lenguaje, no de manera vertical porque no creemos que haya un lenguaje más importante que el otro, sino que es más bien una red, es un rizoma también. Y esta estructura, tiene mucho más que ver con los feminismos que esta otra estructura patriarcal donde hay, por ejemplo, un director o un autor. Entonces, nos parece importante hacernos siempre esa pregunta acerca de la forma. Si bien en el contenido siempre utilizamos teoría feminista para trabajar, también para nosotras la pregunta del cómo hacerlo, de cuál es la forma que deberían tener estas ideas, desmarcándose de las formas patriarcales clásicas que aprendimos también en la universidad sobre cómo se hace, sino cómo repensar la forma en que estamos trabajando, las formas de hacer una performance, la forma de hacer un taller también . . . las formas de que podría tener este, esta idea, esta teoría: ¿cómo darle cuerpo? ¿cómo darle ritmo? ¿cómo darle color y sonido? Estas son preguntas constantes que tratamos de hacer y de llevar a cabo.
SD:Siguiendo ese hilo de escenificar y dramatizar ideas fuera de las estructuras patriarcales que nos imponen, me gustaría preguntarles sobre los modos en que se desvincularon de la noción de “manifiesto” que aparece como subtítulo en Quemar el miedo y que desaparece de la edición en inglés. ¿Qué tipo de desplazamiento hay en juego? ¿tiene que ver con esa metodología feminista más horizontal que problematiza un tipo de escritura de izquierda más tradicional, con una voz que nos daba directrices?
LASTESIS: Cuando escribimos Quemar el miedo se nos propuso como un libro manifiesto y lo primero que dijimos fue, “No vamos a hacer un manifiesto” porque nos parece que la perspectiva feminista y la lucha feminista y sobretodo de las luchas feministas del sur, están muy lejos de querer posicionarse desde ese lugar, de plantear una verdad o una hegemonía o un modo de hacer, sino que al contrario, tiene que ver más con denunciar, con demandar, con generar preguntas, con expandir esas interrogantes que también nos vinculan a distintas corporalidades, a distintas subjetividades, comprendiendo la lucha feminista como una lucha plural, como una lucha diversa, no solamente relativa a un tipo de cuerpo o un tipo de subjetividad, sino como algo mucho más amplio. Por eso nos hacía mucho ruido la idea de un manifiesto. Entonces, cuando se hace esta traducción hacia el inglés, aprovechamos de decirles a la editorial Verso: “Mirá, a nosotras no nos gusta que digan que es un manifiesto, porque no lo es.” Y lo bueno es que la editorial dice “Ah, perfecto, bueno, bueno.” Y obviamente igual le ponen otro subtítulo que es súper como grandilocuente y tal. Pero bueno, ahí son las estrategias de marketing que tienen también las editoriales y una un poco se entrega y dice bueno, ya está. Así al final lo que importa es encontrar la manera más efectiva de difundir este mensaje, de difundir estas ideas que están ahí, que como mencionábamos antes, son sobre todo interrogantes, denuncias y experiencias, experiencias individuales abordadas desde la colectividad. Esta es también es una apuesta política que nosotras hacemos por posicionarnos desde un “nosotras,” “nosotres,” sobre cómo comprender que de lo que estamos hablando son experiencias colectivas y que de manera colectiva es como podemos abordarlo. Pero sí, absolutamente hay un ímpetu de desmarcarse de ciertas formas tradicionales de producción literaria o de protesta, también de formas de protesta más propias de la izquierda, vamos a decir, más tradicionales. O sea, hay un ejercicio político de decir: “Esta es otra manera de hacerlo.” Y esta es otra manera que tiene que ver con entender los feminismos no solo en el contenido, sino también en la forma.
SD: La forma en que hablan de performance me recuerda a las maneras que está resignificándose la asamblea feminista como modo de acuerpar y activar, como dice Verónica Gago, formas de inteligencia colectiva. Me parece importante cómo ustedes plantean la performance como estética feminista que critica colonialismo, extractivismo, deuda, privatización, desde los cuerpos y la textura de lo cotidiano. ¿Nos pueden contar más sobre la transversalidad y la articulación con una historia larga de violencias y conflictividades?
LASTESIS: Podríamos decir que, por ejemplo, lo que tú dices de la asamblea y pasar por el cuerpo, ocurre y ocurrió por lo menos en el 2018 en Chile, que hubo estas movilizaciones feministas en las universidades donde por primera vez en la historia del país se organizan asambleas de mujeres y disidencias para poder empezar a abrir testimonios de los casos de abuso, acoso sexual de profesores hacia estudiantes y así. Luego ya a niveles triestamentales también. Entonces tú te vas dando cuenta que esta experiencia que es personal, y se comprueba siempre que lo personal es político, se expresa colectivamente porque a una le pasó y a otra compañera también y fue el mismo profesor y nadie sabía. Entonces se empieza a pasar por el cuerpo una experiencia que es personal y que quizás no necesariamente a ti te ocurrió, pero tú, por tu condición de género o la que te vincule, estás entendiendo que es común—que es un problema que es común. Ahí quizás también se vincula un poco a esta viralización y masividad de un violador en tu camino que tiene que ver con una experiencia que es personal y colectiva a la vez y que tiene que ver con una historia que es patriarcal, que es de colonización y que es económica y que opera en los cuerpos. Entonces se entiende que hay muchas dimensiones que están dialogando en ese tipo de performance, y en ese caso también quizás decir que en nuestro trabajo, cuando hablábamos de la metodología y de traslado y traducción del texto, de cómo se ve, cómo se escucha, qué luces tiene, qué palabras se le pone a un texto que ya está escrito, pero en síntesis, entonces todo eso demanda un ejercicio que es mental y que es del cuerpo, que también es coreográfico. Es una posibilidad de trabajar pensando en que el cuerpo está más allá de lo material, que es un cruce de demasiadas acciones creativas para poder llevar esta producción teórica a estas puestas en escena que además también tienen mucho de reiteración. Entonces, también ahí hay un elemento muy importante, no de enseñanza, porque nadie viene a enseñar nada, sino para presentar un tema. Y ahí es la disposición de cada persona, de cómo también le pasa por el cuerpo y en su experiencia este tipo de información.
Pasa que como nosotras entendemos la performance como acciones desde los cuerpos, son acciones que cobran sentido a partir de la interacción. Como decimos, necesitan de alguien que esté accionando y necesitan de alguien que observe también aquello. Y que por ende se ve también interpelade y afectade a partir del cuerpo, a través de la performance, que incluso se está observando. Entonces, es un poco romper con esta idea de lo pasivo y lo activo, con la persona que emite y la persona que recibe, sino realmente como algo que está en un ámbito relacional y que tiene que ver con una transmisión. Y en este caso lo que se transmite es la experiencia individual-colectiva de denuncia, es la exigencia de derechos para el cuerpo desde el cuerpo también. Eso es lo que se está poniendo en juego ahí. Y a eso se suma también esta perspectiva decolonial que se vincula con la transmisión de conocimiento, la transmisión de saberes, la transmisión de ideas a partir de los cuerpos, como también un sistema pre-colonial y también colonial, que sigue durante, que sigue resistiendo lo liminal, resistiendo lo periférico, resistiendo en los márgenes, cierto, pero en contraposición a la idea del archivo como aquello que se consolida a través de la palabra y que tiene el lugar de verdad o que tiene el lugar de hegemonía, sino como estos otros relatos que se están construyendo y transmitiendo desde los cuerpos también. Y eso es algo que no es nuevo; por el contrario, es muy antiguo en nuestros territorios; es algo que resistió y que sigue, y que luego, sobre todo en el siglo veinte que es cuando tenemos más registros también y conocimiento sobre aquello, se genera una especie de gigante tradición de mujeres y disidencias sexo-genéricas de activar desde los cuerpos y desde la colectividad. Como que es algo ahí que también a nosotras nos interpela desde un lugar histórico, como que siempre lo decimos: no es como que a una se le ocurra esa performance de la nada. No. Hay toda una historia de por medio, hay muchas personas que lo han hecho y que lo siguen haciendo también. Y hay un lugar ahí de herramienta de lucha desde el cuerpo que es un territorio de opresión que está muy presente en la lucha feminista. Además, y sobre todo en nuestro contexto, que es un contexto con historias coloniales y en las cuales hasta hace no muy poco, todavía sigue pasando. Si pensamos en la dictadura, que es un tema del que vamos a hablar todo este año con los cincuenta años del golpe en Chile que se cumplen, como un momento en el cual el cuerpo era sujeto de violencia, de tortura, de desaparición, de asesinato, de exilio . . . Y es ese cuerpo desde donde también se resiste, desde donde se lucha, desde donde se acciona. O sea, como que está ese, ese foco que no es menor.
SD: Ahora me gustaría preguntarles si ven que a través de la performance se abre otra dimensión del internacionalismo como modo de generar una forma de colectivización, de poner en común desde el cuerpo puesto en el centro. Se trata de tomar la calle, de traducir y actualizar a contextos locales, como hicieron en Turquía con un violador en tu camino, pero desde una tonalidad y sentido que se hace común en territorios bien diferentes, bailando, cantando . . .
LASTESIS: En lo que podemos ver en nuestro caso particular, hablando de la viralización de nuestra performance, es bien particular, o sea, nos demuestran o demostró a nosotras mismas sin saberlo, sin preverlo, algo bien importante sobre el lenguaje. Porque si bien hay ideas ahí en esa forma que están hablando de la violencia sexual, que es algo común para muchas personas y tratado también de muchas maneras y teorizado al respecto, el ejercicio interesante es el de la traducción, el de pasarlo por el cuerpo. Entonces ahí, haciendo la performance, había personas que a lo mejor teorizan sobre eso, vienen de la intelectualidad o de los feminismos, tienen la propia experiencia también, del activismo, pero también, había otras personas que no necesariamente están vinculadas de esa manera al activismo, a los feminismos, pero sí pudieron conectar con ese ejercicio, con el de la traducción, como de pasarlo por el cuerpo en el espacio público o delante de alguna institución y las personas que las representan, en conjunto y con personas que no necesariamente conocían. Entonces ahí quizás hay una clave de que este saber, esta manera de saber, de lo que comentábamos, de esta manera de transmitir conocimiento y saberes del antiguo y nuevos, es un lenguaje que puede ser manejable o apropiable para más personas. Y se ve también porque lo hicieron y lo siguen haciendo personas que tienen una cultura muy distinta a la nuestra, hablan otras lenguas, tienen otra relación con el patriarcado, con la violencia sexual también, etcétera. Como que hay muchos factores que son muy distintos, pero, sin embargo, a través de una acción que es tan sencilla, tan cortita también, podemos comunicar y sentir lo mismo. Entonces, quizás en esta idea de la internalización, de que sabemos que hay temáticas, o sea que el patriarcado es un sistema sociopolítico tan antiguo y en todo el mundo, pero que quizás en estas otras formas de comunicar de lenguaje hay una manera de conectar esa idea de buscar soluciones para todo el mundo y de que hablan en todas las culturas posibles.